viernes, 12 de marzo de 2010


Mi vida no quiere vivir la misma vida de antes.
Como no puede ser más que antes se refugia en el palacio de la misericordia vívida,
Mísmisima pereza del abandono de sus ojos.
Realmente subjetiva y difícil de entender.
Para qué sentir la congoja del amanecer por la ausencia de su ser.
Sin mirar de nuevo la lista de los sueños que vivió en la noche nueva de cada día.
Mira pues la querida palabra que expresa la mano extendida en donde encuentras el amor.
Repite en cada frase de tus sueños y reviven de nuevo tus deseos.
Pulula en tí la alegría de la peña milagrosa en la habladuría de la conciencia.

1 comentario:

  1. Este escrito surgió una tarde de repente, no hubo ningun tipo de detonante, o quizás sí de manera inconsciente, resultó extraño al final...

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